El día que finalmente obtuve la libreta, llegué a las 4:30 a.m. para ser el primero. Mucho antes que los militares. Esta es la primera "norma no escrita" que solo se aprende tras fallar. Y este fue mi cuarto intento.
El verdadero costo de este trámite no son las 3 horas de la visita final. Son las 16 horas de mi vida (4 visitas de 4 horas c/u) que se necesitaron. Tres de esas visitas fueron puro reproceso, un desperdicio total causado por la desinformación.
Ahora, analicemos la "visita exitosa":
Tiempo Total del Ciudadano (dentro de las instalaciones): 180 minutos.
Tiempo Efectivo Real (interacciones de valor): Aprox. 50 minutos.
Tiempo de Inactividad (esperas, filas, etc.): 130 minutos.
Los datos son brutales: el 72% del tiempo es ineficiencia pura. Y esto es en la visita "rápida". Esto significa que los recursos actuales (personal, instalaciones) operan a menos de la mitad de su capacidad.
¿Qué significa esto en la práctica? Con una gestión de procesos adecuada —optimizando los recursos ya disponibles como lo hacemos en in:time— la capacidad de atención podría, como mínimo, duplicarse. Hablamos de atender al doble de personas en el mismo tiempo, solo eliminando los tiempos que no agregan valor y estandarizando las operaciones.
Ver estos números puede ser sorprendente, pero para quienes hemos vivido la experiencia, es una validación. Es la satisfacción de saber que no estábamos locos; el proceso, objetivamente, está roto. Y todo lo que está roto se puede arreglar.